"Tu alma eres tú mismo, tus emociones, tus llantos, tus desencantos, todo lo que se mueve en ti y lo que mueve las fibras de tu corazón: ésa es tu alma. Es algo abstracto, intangible y tangible, no puede verse ni oírse, pero existe. Ni tu alma ni el Ser que te habita ocupan lugar. Hay seres que se redimen por sus acciones, hay seres que actúan de tal forma en la vida que automáticamente elevan su nivel espiritual: son seres humanos.
Los animales tienen alma pero en un nivel evolutivo sumamente bajo. Ellos carecen de la sensibilidad espiritual necesaria para la evolución espiritual. No transmutan su alma en seres humanos, sólo proveen la energía suficiente para que las buenas energías se reproduzcan.
No hay animales malos; en cualquier caso, la maldad de un animal está dada por su salvajismo, su educación o las condiciones genéticas que lo hicieron. Un animal nunca puede ser catalogado de bueno o malo. Cuando lo hacemos estamos midiendo según la vara humana de las acciones. Si actúa tal cual actuaría un humano en buenas condiciones, es bueno; si no, no.
El alma es enegía pero movida desde un estrado tan superior que ni siquiera puedes imaginarlo. La energía positiva es prioritaria del reino animal; en cambio la del ser humano es una energía vibrante que depende en su negativismo o positivismo de las acciones deliberadas o no que los seres humanos realizan.
Las almas que no ven sus propios demonios no ven más allá de sus narices".
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